
Luces apagadas, cerebro encendido. O mejor dicho corazón encendido. Las piernas no responden pero el cuore sigue latiendo. Pide salir a tomar aire, alejarse de los vicios que lo rodean pero nada de eso es posible, él tiene que seguir ahí, haciendo su trabajo para que yo día a día esté un poco más vivo.
Hay veces que lo llevo por los barrios malos de los sentimientos Villa Dolor, Cuartel Desesperanza y hasta porque no Country del Abandono. Y él, avisa con unos golpes rápidos que no es lo conveniente para el y el resto de los órganos que lo acompañan pero yo no lo escucho y voy al centro de lo "no recomendado". Después lo pienso en frío, lo medito y me digo a mi mismo: "Que gil, mira lo que hice". Pero en el momento no me doy cuenta, arriesgo al órgano vital para vivir y sentir como si no valiera nada.
No siempre son peligrosos los lugares a donde lo llevo, también pasamos buenos momentos en la Estación Esperanza, La casa de la Amistad y el Museo del Amor. Ahora hace un rato que no visitamos éste último y se me está complicando explicarle que lo cerraron, que no abre más hasta nuevo aviso. Que jodidas que se ponen las cosas cuando a una criaturita indefensa e inocente hay que borrarle una ilusión o al menos esconderla bajo la alfombra por un tiempo.
Como me gustaría que la que hasta hace un tiempo era la cuidadora del Museo me abra las puertas sólo un ratito para dar unas vueltitas con el cuore, observar las imágenes de aquellos antiguos besos, registrar para siempre esas eternas sonrisas, disfrutar una vez más de los interminables abrazos con los que se alegran todos los "bobos" del mundo.
Tantos son los deseos de alegrar al corazón que esta misma tarde pasé por la puerta y me recibió... Me recibió un cartelito maltratado por el viento y la lluvia de días anteriores que decía: CERRADO POR REFORMAS.