27.8.10

La aguja chiquita marca las horas y la grande los minutos...


Viajar es algo excelente, ya lo hablamos en algún texto ya sepultado por las nuevas creaciones, pero siempre que el lugar es nuevo hay ciertas incertidumbres. Si vas al pasado no sabés si ese gigante verde come carne o verdurita; si vas al futuro podés pasar por al lado del androide bueno o el malo, si te gusta la astronomía y te vas a otro planeta, tené cuidado porque no sabés si ese bichito simpaticón se alimenta de humanos curiosos como vos; si vas a otro punto de esté planeta podés caer en una zona peligrosa de la que no tenías conocimiento y así fue que te quedas sin la billetera; y así podría seguir hablando de cientos de viajes normales que todos hacemos a diario.

Yo decidí viajar a un submundo que tenía visto por ahí, donde el uniforme oficial te pone en las venas rígidas de un muñequito de torta y donde el que no prende rápido su laptop está desconectado de todos, sin excepción alguna. Por suerte todos avalaron mi viaje, me dieron plata para el pasaje, me confiaron sus amuletos de la suerte y no se olvidaron de llenarme la casilla con mensajes de aliento y felicitaciones. Todo parecía perfecto, idealizado por alguna mente maestra, pero lejos estuvo de ser así...

- "Buenos días, soy Lucas Ignacio Mangi, recién llegado"
- "Bienvenido, lo estábamos esperando. Deje su reloj por aquí y ya pude ser parte de nuestra comunidad"

En mi barrio, mi submundo, con mi reloj yo tenía tiempo para vos, para ella, para él, para ustedes, para nosotros. Ahora vos anunciás que ya no me interesás, ella se arrepiente de haberme elegido, él se siente insoportable, ustedes reclaman mi tiempo y nosotros nos auto flagelamos.

Yo, con las del Iguazú sobre mis pupilas, cargo con esa presión de demostrarte que me interesás, de que ella no me cambie, de que él no se sienta insoportable, de que ustedes tengan respuesta al reclamo, de que nosotros no sigamos maltratándonos y de que los que todavía siguen con la sonrisa en la cara no la pierdan...

Gracias por exigir días de 28 hs.

17.8.10

Hoy


Siempre hay momentos de la vida de uno que parecen ser inmejorables. Aquél año donde te salían todas, como si estuvieras en un partidito de fútbol con amigos, querés que no pase nunca, vivir en él por siempre. Pero el tiempo es sordo a los reclamos y siempre continúa su recorrido con la vista hacia adelante sin importarle quienes se acercan por el costado o se paran frente a él.

Si nos detenemos ahí, la vida se estanca, dejan de pasarnos cosas, dejamos de desafiarnos, de crecer, de formarnos y deformarnos. Por suerte es prácticamente imposible frenar ahí y ver la vida pasar. La vida siguió y acá estoy, con una Diosa Fortuna que parece girar a mi favor hasta que algún vientito rebelde la haga cambiar de dirección.

Una carrera universitaria que ya anda por la mitad, donde ya pasaron buenas y malas experiencias. Aparecieron y espero que sigan apareciendo esas personas que arrastran a uno a seguir dando un poquito más, a no quedarse. También estuvieron esos a los que mejor dejar atrás y no volver a cruzarse. Seguimos con los colegas paso a paso, tachando materias, creciendo juntos y forjando una amistad que seguramente irá más allá de la carrera.

La familia y amigos que siempre están para dar ese empujoncito cuando la duda se gana toda la cancha. Siempre a lo empujones pero por mi bien, para llegar a eso que está adelante o para saltar ese pozo que nos quiere tragar. Algunos llegan y otros se van pero todos siguen estando conmigo aunque ya no se pueda compartir el mate con tostadas.

La rueda de Fortuna me dio también una oportunidad laboral que no fue la buscada pero de esas que no hay que desaprovechar. Una multinacional me espera con los brazos abiertos para explotarme e introducirme en sus entrañas. Veremos que tan hostil es el clima, contra cuantas bacterias habrá que luchar y plantaré resistencia hasta que sistema y persona lleguemos a una plena armonía.

Y como si todo este presente pareciera de película, también está ella que no falta nunca, que siempre está para regalarme sus sonrisas, sus mimos, sus abrazos y sus besos que ahuyentan los momentos en que la rueda  se frena. Ella parece tener lo que a mi me falta y me completa.Ella esto, ella lo otro y no puedo más que regalarle una llovizna de elogios.

La rueda sigue girando y lejos está la intención de refregar el presente que me abraza. La única finalidad es demostrarles que todos soplan fuerte para que mi rueda siga girando y homenajearlos. Espero que todas estas personas y sucesos importantes estén también siendo acompañados por la Diosa Fortuna y sino que pronto les llegue su chance y se suban a girar, a dar vueltas, a estar de cabeza y luego de pie una incontable cantidad de veces, porque supongo que de algo de eso está hecha la vida.

1.8.10

A veces es bueno escupir algunos gritos


Un día como todos, o aún peor que los demás. Nubes de color gris espeso cubrían el cielo, nubes o una gran plancha de acero daba lo mismo. El despertador no falló en su precisión y para callarlo opté por el método de la abuela para callar al gallo, un fuerte apretón en el cuello hasta que ya no pueda emitir sonido alguno.

Levantarse y sonreír al espejo mientras escupimos espuma por la boca es la mejor representación de un psicótico epiléptico pero solo estamos cepillando nuestros dientes para lucir mejor, tener un buen aliento y esquivar el reto que seguramente llegará desde la voz de un dentista.

Saludar a la vecina que nos pinchaba las "Caprichito" es tarea de todo buen ciudadano y dejarle un asiento en el colectivo a un ex represor es síntoma de pérdida de memoria. Una monedita para la nena de cinco años que ya tiene cuatro hijos nos libra de la sensación de sentirnos que no podemos hacer nada para cambiar la realidad. ¡Que bueno que todos los días hacemos el bien!

Pum pum pum, tres tiros y se soluciona un problema. Uno menos. No coincido, pero si abrís la boca no entendés nada, no entendés que hay que matarlos a todos. Un trabajador reclamando por lo suyo es un hijo de puta y los pocos que se roban las ilusiones de muchos están al mismo nivel, la diferencia está en que al primero le cae el bastón encima y lo cubren las rejas, y al segundo lo castigan con la presidencia de un país.

El fiel es un boludo, el que lee un aburrido, el ladrón es Ministro de Economía y el mentiroso Presidente. Muchos se llenan la boca hablando de ecología y deberían ser los primeros en meterse adentro de una bolsa de basura, es solo un consejo... Por dignidad se los digo.

Salió el Sol en mi ventana o es un muchachito juguetón que aprendió a reflejar la luz en su relojito de juguete, da lo mismo. Por fin luz en un día gris... Una, dos, diez, veinticinco, falta de todo si vos no aparecés en mis días. Me pongo caprichoso, malhumorado, crítico y voy contra corriente... ¿Me siguen? ¿Me seguís?

Que nunca nos falten esas personas especiales porque el mundo se convierte en una bolita chiquita de vidrio, de esas que usábamos para divertirnos en el recreo.