28.11.09

Cruda


La noche pintaba para tormenta. Un cielo rosado amenazaba con no dejarnos llegar secos al lugar pactado. Arreglos previos para configurar la salida y esperar.

El pitido del reloj se hizo notar en el silencio de la casa, la noche estaba naciendo y me solicitaba amablemente que salga a conocerla. Así fue, me vestí con algunas ropas pintorescas y emprendí el viaje. Ya estaba pactado el encuentro con amigos, la cita con alguna muchacha semi desconocida y gastar dinero con el fin de ayudar a los organizadores.

La luna sonrío desde las alturas y guiñando un ojo, nos dio la señal de que ella no se encargaría de empapar la escapada nocturna. Algún energizante previo para contrarrestar el cansancio de la rutina y a enfrentar la situación.

El lugar, como todos los de su estilo, era oscuro con lucecitas de colores que desarrollan la imaginación a un nivel extremo. Sobre una de las paredes se podían ver pintorescos cuadros con reconocidas personalidades mundiales y/o argentinas y sobre la otra desfilaba un arsenal de botellas de distintos colores.

No era el primero en llegar y por lo tanto tuve que emprender esa ardua tarea de saludar y poder comunicarme con los conocidos que ya están en la fiesta y poco les interesa tu humilde pregunta de "¿Cómo estás?".

Ahora sí, ya estaba en el baile y no había vuelta atrás. De esta forma y, en parte, cumpliendo con uno de mis objetivos de la noche fue que llegó ese pequeño vaso lleno de un líquido para nada espeso e incoloro. A la cuenta de tres ya no quedaba nada en el recipiente plástico y un fuego interno me invadía.

Algunas canciones no reconocidas por mi biblioteca musical pasaron por mis oídos y así fue que llegó la segunda oportunidad de enfrentarme a esa bebida que tiene la capacidad de prender fuego el interior de las personas.

La noche seguía avanzando y nuevos amigos piden sumarse al ritual. Como buen anfitrión accedo a acompañarlos y así llegué a un tercer enfrentamiento cuerpo a cuerpo con eso que escuché llamar Tequila.

Ya los reflejos no eran los mismos, comencé a desarrollar mi capacidad de enlazar palabras a una velocidad fenomenal donde es difícil entenderme y las luces complicaban mi estadía. La fiesta transcurría en paz, los amigos disfrutaban de sus conquistas a mi alrededor, alguna muchacha con bajones, por ver a un ex-novio sin tacto que disfrutaba de los labios coloreados de otra, y un nuevo round entre yo y ella. Sin aviso previo me abalancé sobre ella y así conseguía derrotarla por cuarta vez en una noche.

Ahí empezó el show, la capacidad de velocidad ya no solo estaba en las palabras sino en el ritmo del cuerpo. Esto, sumado a algunos hits que marcaron etapas previas de mi vida, se encargó de sacar el diablo afuera.

Esto ya es muy extenso y no creo que les importe mucho más como siguió la historia, pero no puedo irme sin aclarar que no hubo mayores excesos, excepto desborde de risas. La lucidez se mantenía a pesar de que nada estaba en su lugar y así llegué a estar con un lindo mambito dando vueltas en la cabeza que me trajo hasta el teclado y me pidió dejar un registro de la noche en que le rendí tributo a nuestros hermanos mexicanos. ¡Salud y larga vida al tequila!

24.11.09

El mundo siguió.


Miles de situaciones, a lo largo de mis diecinueve años, me hicieron creer que el planeta Tierra frenaría su loca carrera del tiempo y quedaría allí, estancado para siempre. Pero nunca se llegaron a concretar esas creencias, tal vez, absurdas.

Pasaron ya años de aquella pérdida irreparable que pensé que nunca superaría. En ese entonces tenía unos cortos once años y él se fue dejándome el sabor dulce de los caramelos que compartíamos por las tardes y una promesa sin cumplir: "Cuando vuelva a casa vamos a jugar un partido de Chinchón". Esa partida nos está esperando en algún lado, pero el mundo siguió.

Transcurrieron varios años más, viendo como el universo estacionaba por un momento y próntamente retomaba su marcha. Y de esa forma llegó una nueva frenada que dejó marcadas las cubiertas sobre el asfalto. Fue el momento de despedirse de un combo gigante de cosas que eran prácticamente todo en ese presente. Crecer, abandonar la segunda casa que fue el colegio, dejar de disfrutar las buenas y luchar en las malas con un grupo de personas grandiosas, perder a los maestros que no sólo se ocupaban de la matemática y literatura sino que siempre tenían tiempo para preguntar "¿Cómo estás?". Tuve la suerte de salir por la puerta del frente y con la esperanza de que el mundo haya decidido estacionar allí, pero el mundo siguió.

Un tiempo después, el día a día me mostraba las razones por las cuales, el mundo, había decidido continuar su marcha. Mañanas, tardes y noches compartidas de a dos, robándome sonrisas a granel, llevándome a lugares nunca antes explorados, con sensaciones de lo más sanas y reconfortantes. Un viaje cósmico que por alguna extraña razón incomprendida volvió a detenerse. "Bajá acá" parecieron ser las palabras del chofer, lo dijo con expresión de tristeza y dolor. Yo accedí a la orden y en el mismísimo instante que pisé la acera me di cuenta que el mundo seguía aunque yo quiera quedarme allí.

Exactamente un mes atrás, otra pérdida de esas irrecuperables golpeó en mis costillas. Está vez no se llevó una promesa sin cumplir, se fue con un adiós sordo. Dejó una enorme cantidad de chucherías y diecinueve años de recuerdos que vivirán por siempre. Esa mañana, mi mundo volvía a paralizarse sin ninguna señal de reactivación. Sin embargo, imaginarán que el mundo siguió y hoy estoy escribiendo, para mí y para ustedes, con nuevos desafíos por enfrentar y esperando que el mundo vuelva a poner el freno de mano.

19.11.09

Tiempos...



El brillante sol marca la pronta llegada del verano. Apenas un poco más de un mes para la llegada de la estación caracterizada por cuerpos bronceados y piletas repletas.

Puedo ver, por la pequeña grieta que deja la cortina, que afuera es muy distinto a adentro. Sol, arbustos que vibran según la intensidad de los vientos, pajaritos que pasan de rama a rama y regalan alguna melodía aguda. Nada apura los tiempos, todo a su momento.

Al interior las cosas son un tanto diferentes. Luna en su fase de total oscuridad, sombras convertidas en los peores fantasmas del presente y solo el incesante zumbido de un mosquito molesto interrumpe el silencio. Los tiempos se encuentran completamente acelerados por la rutina, las obligaciones, el carácter cambiante de mis pares.

Parece que nada, en la vida del ser humano, da la paz que tiene una fruta para madurar.

8.11.09

Desde el cuartel...


Escribir por el simple placer que me reporta escribir. Eso es lo que está pasando en este momento. Si bien hay alguna línea a seguir que recorre el umbral de las ideas no tengo una "necesidad" de escribir, pero si unas ganas que no se de donde provienen.

Pasa el tiempo y la situación se complica, cada vez, un poco más. Tenerte lejos ahuyentaba los fantasmas, me daba cierto anonimato para moverme entre los rayos del sol. Te fuiste acercando con esa mirada que sabe como hacerme temblar y así estamos en este preciso momento.

Vos en tu camino, del que bastante poca información tengo. Y yo en el mío, temblando. Poco se de tu presente pero mantengo marcadas a fuego las imágenes del pasado donde tu risa y la mía se fundían en una sola.

Temblando, pero con el traje de guerra en la mano, esperando ver esa luz que marque la llegada del momento de actuar. Ese día el temblor será más intenso, pero definitivo, y los resultados, como en un clásico juego de suma cero, son dos: triunfo o derrota.

Ese soy yo hoy, ahora. Y como bien alguien supo resumir mi situación: "Con esta hasta el final, quizás refugiándose, planeando todo como un superhéroe, se logre eso"*.



*Frase que me regaló Matias Panisello.

1.11.09

Pega esta vida, te lleva al rincón...


Pasaron días desde la última vez que les dejé unas palabras y con esos días se cerró el capítulo número diez del año. Pasaron varias cosas en este tiempo y mi rostro supo regalar sonrisas y lágrimas al viento.

Se avecinaba una partida muy dolorosa y mientras no me dedique a escribir para ustedes estuve despidiéndome. Ahora ya pasó un poco más de una semana de ese pasaje a una mejor realidad y me siento en condiciones de volver a relatar algo no tan tristón como suelen ser las despedidas de un ser querido.

Esas pérdidas inevitables que vemos repetirse de forma cíclica en nuestras vidas son como cachetazos de un gigante pero también son enormes lupas que nos hacen ver en tamaño EXTRA LARGE a quienes están a nuestro lado, tirando para arriba, secando perlas cristalinas y robando sonrisas en la oscuridad.

Esos personajes que hacen una comedia en medio de la tragedia son realmente sorprendentes. El que parecía ser un simple extra te da un abrazo paternal y presta su camisa para que las lágrimas pongan fin a su recorrido. Quien ya había renunciado a su papel de protagonista, aparece vestida de gala para deslumbrarte una vez más y demostrarte que sigue estando ahí tan vigente como en las viejas épocas. Y claro, no podía ser de otra manera, los actores principales y protagonistas, ya sean de la nueva temporada o de las anteriores, demostraron que cuando se necesita de una gran actuación ellos estarán a la altura de las circunstancias para que ese capítulo horrible de la historia sea, al menos, un poco más agradable.

De esta manera se abre el telón del capítulo décimo primero del año, confirmando que hay un elenco numeroso y de una calidad humana increíble. No hay palabras para felicitarlos por esta actuación y sacar adelante este nuevo episodio de la novela de mi vida.