24.11.09

El mundo siguió.


Miles de situaciones, a lo largo de mis diecinueve años, me hicieron creer que el planeta Tierra frenaría su loca carrera del tiempo y quedaría allí, estancado para siempre. Pero nunca se llegaron a concretar esas creencias, tal vez, absurdas.

Pasaron ya años de aquella pérdida irreparable que pensé que nunca superaría. En ese entonces tenía unos cortos once años y él se fue dejándome el sabor dulce de los caramelos que compartíamos por las tardes y una promesa sin cumplir: "Cuando vuelva a casa vamos a jugar un partido de Chinchón". Esa partida nos está esperando en algún lado, pero el mundo siguió.

Transcurrieron varios años más, viendo como el universo estacionaba por un momento y próntamente retomaba su marcha. Y de esa forma llegó una nueva frenada que dejó marcadas las cubiertas sobre el asfalto. Fue el momento de despedirse de un combo gigante de cosas que eran prácticamente todo en ese presente. Crecer, abandonar la segunda casa que fue el colegio, dejar de disfrutar las buenas y luchar en las malas con un grupo de personas grandiosas, perder a los maestros que no sólo se ocupaban de la matemática y literatura sino que siempre tenían tiempo para preguntar "¿Cómo estás?". Tuve la suerte de salir por la puerta del frente y con la esperanza de que el mundo haya decidido estacionar allí, pero el mundo siguió.

Un tiempo después, el día a día me mostraba las razones por las cuales, el mundo, había decidido continuar su marcha. Mañanas, tardes y noches compartidas de a dos, robándome sonrisas a granel, llevándome a lugares nunca antes explorados, con sensaciones de lo más sanas y reconfortantes. Un viaje cósmico que por alguna extraña razón incomprendida volvió a detenerse. "Bajá acá" parecieron ser las palabras del chofer, lo dijo con expresión de tristeza y dolor. Yo accedí a la orden y en el mismísimo instante que pisé la acera me di cuenta que el mundo seguía aunque yo quiera quedarme allí.

Exactamente un mes atrás, otra pérdida de esas irrecuperables golpeó en mis costillas. Está vez no se llevó una promesa sin cumplir, se fue con un adiós sordo. Dejó una enorme cantidad de chucherías y diecinueve años de recuerdos que vivirán por siempre. Esa mañana, mi mundo volvía a paralizarse sin ninguna señal de reactivación. Sin embargo, imaginarán que el mundo siguió y hoy estoy escribiendo, para mí y para ustedes, con nuevos desafíos por enfrentar y esperando que el mundo vuelva a poner el freno de mano.

4 comentarios:

  1. [i]Brilliant my friend[/i]
    Ahora , pa delante !! , y nada de freno de mano :)
    Abrazo
    Jonh

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  2. Y si, suele pasar que un día, el menos esperado quizá, nuestro mundo se paraliza por diferentes razones que preferiríamos no tener que vivir… pero a este “destino” loco no le importa lo que nosotros queremos solo le importa cumplir con su objetivo.
    Pero bueno, la vida es así, no es todo color de rosas, pero como hemos hablado alguna vez hay que aprender a buscar el lado bueno de las cosas, que aunque algunas veces cueste más que otras encontrarlo siempre hay uno.
    Hay que cambiarle las pilas a ese reloj y seguir para adelante porque la vida sigue y hay que vivirla con una sonrisa en la cara a la espera de nuevos desafíos que afrontar y nuevas experiencias que vivir sin estar pensando que se viene un freno de mano.

    Pilas Colega...
    besotes...
    Aye...

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  3. La vida siempre nos marca el camino. Tenemos una amplitud de accion cuantificable, nada despreciable, pero no ilimitada, nos guste o no.

    El destino lo hacemos nosotros y existe a la vez, estoy convencida de eso.

    Nuestro destino se cruza con el destino de muchos otros, sobre los cuales no podemos cambiar el rumbo, aunque quisieramos (he aqui el limite de nuestra amplitud de accion).
    Por eso es que a veces sentimos que el destino nos juega una mala pasada.

    Estar en el lugar incorrecto en el momento preciso, sentir algo en el momento equivocado y por la persona equivocada;
    en fin, esta lista se compone de las experiencias personales que no pretendo explayar aca, pero estoy segura de que como yo, todos tenemos una listita. Todos los reproches que tenemos para hacerle al destino una vez que lo encontremos y se termine nuestro camino.

    Pero como creo también que lo más importante en esta vida que nos tocó es disfrutar el día a día, tomar lo bueno, descartar lo malo, pero siempre guardando una memoria de todo en algun rincon de nuestra cabeza que nos permita ser mejorar. Y todo esto, aferrandonos a lo que tengamos mas cerca que nos haga felices, porque por mas que la felicidad dure 1 segundo, ese segundo vale la pena por todo el resto que nos pudo pasar.

    Espero que cada uno encuentre en esta vida y este mundo lo que lo motoriza para seguir adelante porque a pesar de nuestras preferencias tenemos que hacerle honor a la vida que nos dieron.

    Caro(*)

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  4. Ai primu no me gusta q estes asi..
    no quiero q frenes de nuevo..
    =/
    sabes q estoy siempre y q te quiero mucho..
    tu primita (L

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