12.1.10

Distancias temporales


Nunca le tuve miedo a la velocidad y esta vez no será una excepción. Recuerdo infantiles veranos donde mamá le suplicaba a papá que descienda la velocidad y yo disfrutaba de ver el ganado y los árboles pasar a toda velocidad por la ventanilla del automóvil.

Que vamos rápido dirán algunos y puede ser que tengan razón, pero a mi no me asusta. Me gusta este vertiginoso ritmo, vernos en cada rato libre, pasar tardes hermosas juntos, empezar a conocerse y, consecuentemente, a quererse.

Un viaje agradable es el que vamos viviendo pero sin querer y sin poder impedirlo llegó el momento de dividir caminos, aunque sólo sea por unas pocas semanas. Una camioneta me llevará hacia un destino que reconozco como lo más parecido al paraíso y a vos, barcos y aviones, te depositarán en parajes desconocidos del continente.

Que despejar la mente y salir de la ciudad es lo más ansiado no lo dudo, pero habrá que pagar un peaje un tanto costoso: poco menos de un mes pasó desde aquel primer encuentro y poco menos de un mes será el tiempo que pasaré sin los besos, abrazos y caricias que me regalás en estas tardes de verano.

Me voy yendo cada día un poco más pero siempre esperando ese día en que pactemos un nuevo encuentro para reencontrarme con vos, conmigo y con nosotros.

8.1.10

Pretemporada


Será porque es verano que hay ganas pero no ideas. Tal vez, por fin le di vacaciones al cerebro. El calor me agobia en esta habitación sin ventilador y aún así no quiero otra cosa que estar acá. Hace días que no tengo un rato para sentarme en mi escritorio y delirar, y por esa razón será que hoy ninguna condición climática me lo impedirá.

Un nuevo correo electrónico recibido acaba de desviar mi concentración y las pocas ideas ordenadas que tenía acaban de huir. Es tiempo de pretemporada, de trabajar para lo que se viene.

Así mirando al horizonte puedo ver unos desafíos interesantes que me abren sus puertas y me invitan a una lucha cuerpo a cuerpo, donde vale todo y las posibilidades de empate son casi nulas.

Un campeonato de fútbol con amigos en donde habrá que soportar las cargadas por las derrotas sufridas en los anteriores dos años, un trabajo que espero encontrar, una carrera universitaria que espera seguir tomando forma a pasos acelerados como hasta ahora y una compañía especial con quien se espera un vínculo aún más fuerte.

Como verán preocupaciones son las que sobran en esta vida y se debe tener en cuenta que, la mía, no es para nada dura. No hay más ideas y no vale la pena forzar la imaginación. Es preferible colocarle el punto final a este texto y así dedicarme a pensar en la estrategia, las pretensiones laborales, los objetivos académicos, en ella y ¿por qué no? también en las vacaciones.


5.1.10

Siguen ahí



Días atrás las copas chocaban unas con otras y un nuevo calendario, en el escritorio, ganaba protagonismo mientras otro era arrojado con ganas hacia el interior del cesto de basura. Tal vez en esa energía, estaba el deseo de que el 2009 se vaya por completo y el 2010 pueda iniciarse sin la sombra de su antecesor.

Las primeras noches del año, con una luna casi llena, ya son parte del pasado y no quiero apresurarme pero un rápido análisis revela que aquel calendario gastado dejó solo los recuerdos indispensables y el camino libre para un nuevo período de igual duración que con ansias espero que sea mejor.

Una nueva agenda vacía no se cansa de remarcarme que todo vuelve a ser nuevo. Las tardes otra vez están libres esperando que les designe su destino, las mañanas no tienen parciales por los que preocuparse y las noches aguardan que una birome las marque estableciendo si habrá una fiesta, una cena o un carnaval.

Ustedes, lectores con los que tengo distinto tipo de unión, son los que están presentes agenda tras agenda, calendario tras calentario y son a quienes les pido una mano para llenar cada día de este año y hacerlo inolvidable y especial como ustedes lo son para mi.