30.9.09

Mea culpa


Una vez más el muchacho se encuentra en su refugio. Sabe que mañana tendrá, inevitablemente, que cumplir con sus obligaciones. También acepta que es tarde y debería estar con las luces apagadas y los párpados cubriendo los ojos pero no quiere dar por terminado el día sin plasmar lo que le está pasando.

Ya se sabe que esto es Argentina y, en este momento, no somos un país modelo. Todo lo que uno quiere está al final de un camino muy empinado, que muchas veces nos invita a quedarnos a un lado. Tal vez, mientras todo pasa a una distancia considerable de nosotros no nos damos cuenta o, mejor dicho, no nos conviene prestarle la atención que merece pero los problemas están y las falencias existen.

Una realidad que nos lleva a padecer muchas situaciones de las que no somos principales responsables y que tampoco podemos solucionar por sí mismos es la que hoy le da al joven un motivo para escribir. Los duros tiempos golpean de cerca y siente la necesidad de gritar, de no callarse, de abrir los ojos de quienes tienen que actuar y no lo hacen, de mostrarle a éstos que el poder judicial es el hazme reír de quienes tienen que ser juzgados y que el sistema penitenciario no cumple sus funciones sino que empeora las cosas.

Esta realidad detestable es la que lleva al ex-niño a un estado de malestar general consigo mismo por sentirse inútil, por creer que no puede hacer nada, por tener que aceptar que refugiándose en sus textos no conseguirá nada. Todo este rejunte de mierda (no encontré otra palabra más adecuada) es lo que lo lleva a descargarse en el día a día, paso a paso. Es en ese momento cuando pagan los platos rotos los que no fueron parte de este patético almuerzo. En ese preciso instante, los gritos reprimidos por no encontrar al destinatario que los merece, se escapan e impactan en la cara de los que en realidad están a nuestro lado estirándo una mano para que podamos salir de este duro presente.

Todo esto es lo que motivó, hoy, al escritor para dejar unas nuevas líneas antes de disfrutar de un placentero descanso. Se dio cuenta de que unas cuantas veces le pegó palazos a quien no los merecía y por eso escribe, con el fin de solicitar sus disculpas.

20.9.09

Fechas célebres


Una canción alegre endulza mis oídos. Como de costumbre, la luz natural ya no existe en este lado del mundo desde donde escribo. Sentimientos encontrados por doquier son los que se amontonan en el umbral de las ideas para quedar plasmados en esta nueva entrega. Voy a necesitar de alguna habilidad especial para poder escribir sobre lo que quiero en este momento y no sobre todo lo que anda rodeandome.

Estuve alejado del mundo de mis textos y ahora que lo pienso me doy cuenta que motivos para escribir no faltaban. Volví a sufrir por miedos que ya creía superados, una vez más dejé que un río surcara mis mejillas e irrité mis "ojos verdes" por intentar detener un torrente de lágrimas.

Cuantas cosas que pasaron y yo sin dejar fluir eso que trato de dejar acá. Tal vez, en esas noches que la cabeza quiera viajar por el pasado pueda volver a sentir lo que sentí en estos días y lo capte a tiempo para dejarlo registrado. Si me esfuerzo, puedo verme caminando por las calles del barrio armando frases que luego tendrían que haber quedado acá pero por equis motivo no están y ahora solo quedaron los recuerdos.

El reloj de agujas se empeña en mostrarme que la más chiquita de ellas está por llegar al siguiente número, ya hace casi una hora que doy vueltas al relato sin encontrarle el punto justo en donde cerrarlo. La canción alegre ya mutó una considerable cantidad de veces, las ventanas abiertas en mi monitor bajaron las persianas y creo que llegó la hora de imitarlas.

Abandono la escritura para dedicarme a soñar y despertar mañana con la primer brisa de la Primavera. Salir a gritarle Feliz Día a todas las flores y a todos los estudiantes, y sonreír por disfrutar de un nuevo 21 de Septiembre...

9.9.09

Aire fresco...


No es escapar lo que quiero. Tampoco quiero desenchufarme, eso sería alejarme de la energía que me motiva y claramente no es eso lo que pretendo. Quiero simplemente ejecutar el agradable verbo de "viajar".

El que me diga que no le gusta viajar que alce su mano. Es una acción que siempre, al menos en mis experiencias, deja un considerable saldo a favor. Lares extraños, conocidos parcialmente o en los que estamos tan orientados como si fuera nuestro humilde barrio natal. En todos, hay cosas lindas, o no tanto, que nos quedarán grabadas en algún rinconcito de la memoria.

El exterior, el interior... todo se conecta. Si pretendemos disfrutar de la expedición, el exterior, el nuevo entorno que nos rodeará por un tiempo podrá sintonizar perfectamente con nuestro interior, con las ideas, con los sentimientos.

¿Qué importa si el nuevo destino es una gran ciudad, un humilde pueblo, un ranchito en medio de un extenso campo verde? En todos los lugares podemos empaparnos de conocimientos, de cultura, de buenas acciones, de broncas ajenas por lo que no se hace bien, de sonrisas y quejas.

Siempre que se de una oportunidad viajemos, conozcamos. Nunca estará de más ver una realidad diferente. Viajar con la familia, con amigos, con conocidos y hasta con desconocidos deja agradables marcas en las grietas del cerebro.

Ahí viene... abre la puerta y me invita a subir. Un nuevo transporte que me convertirá en suyo, me acobijará por un tiempo y luego me empujará a conocer un punto geográfico distinto. No hay más tiempo, tengo que irme. Pero volveré.¿Después de todo este es mi lugar, no?