¡Feliz primavera! Nos decimos entre nosotros, pero no a quien lo merece. Se caen los grandes bosques del mundo, el agua se pudre en tus cañerías, el bichito que está en la jaula es el último de su especie pero... luce tan lindo en el living. ¡Gracias!, respondemos al saludo pero tenemos los auriculares puestos para no escuchar el grito de la madre tierra, la única a la que tendríamos que homenajear.
¡Feliz día del estudiante! Es la frase que no deja de recibir el que va todos los días al colegio o universidad, el que junta monedas de diez centavos para comprar el lápiz de color que le pidió la maestra y mamá no puede comprar. Una lástima que la frase se ensucia cuando la regalamos, y se la damos al que hace del estudiante un ser mediocre, un vago, una juventud perdida. Estudiantes a estudiar, para no perder la memoria y alcanzar al futuro, para que nunca más un lápiz caiga al asfalto por la fuerza de quien nos tiene miedo.
No todo es color de rosas y menos cuando una rosa cuesta ocho pesos en las calles de la Capital Federal. Para mí la primavera sos vos, que me das ese calorcito y color que se necesita cuando está fresco y grisáceo. Y estudiantes son los que aprovechamos la oportunidad que nos da la familia y/o la sociedad para mejorar, crecer, desarrollarnos y revertir la situación de esta nación llena de ladrones.