- ¿Yo miedo a la muerte? No, para nada.
Y vaya si lo decías en serio, apenas oí esa frase caerse de tu boca te creí. Siempre que la tuviste cara a cara por poco le sonreís y será por eso que hoy te lo tomás a joda. Veinte años al lado tuyo no es poco y te vi en todas tus formas, conozco tus mañas, tu grito de enojo, tus lágrimas (de felicidad y de tristeza), te disfruté en el papel de bueno y te sufrí en el de malo.
Alguna vez, la naturaleza, la vida o no se quien te hizo sonar la alarma. Ya fue hace tiempo, la habías escuchado pero parece que ya olvidaste aquel atemorizante grito desde adentro que nos tuvo en vilo, a vos y a los tuyos. En esa ocasión acataste algunas de las normas que se te proponían pero otras las pasaste de largo, no vamos a decir que no las viste porque es mentira y no hay peor ciego que el que no quiere ver.
Viste gente cercana caer por los mismos motivos o similares. Los lloraste, pasaste el duelo y seguiste. Los profesionales vuelven a advertirte, tus íntimos y no tanto se preocupan por vos, y tu pastillero cada vez tiene más colores pero vos seguís viviendo, disfrutando, ajeno al resultado de los exámenes médicos.
¿Cuándo lo vas a entender? Te estamos esperando, nosotros si le tenemos miedo.