
Otro sábado en el que, a mi nombre, llega una infracción de tránsito. Siempre rompiendo la misma regla, una vez más estoy a contramano. No lo puedo evitar, consigo bajar mi velocidad hasta cumplir con la máxima permitida, realizo paradas en los lugares permitidos pero no puedo evitar ir en contra de la manada.
Y no me jacto de ser un rebelde que rompe las normas. El rebelde de mi estilo tiene puntos débiles muy fáciles de encontrar y no la pasa bien siempre que enfrenta a la mayoría. Se sufre, se lamenta, se llora, se enoja y todas esas sensaciones que están lejos de arrancar una alegría.
Es sábado y todos van para allá. ¡Que felices que se los ve! Yo voy para el otro lado, con la mirada perdida, sin rumbo y con una leve sensación de que estoy en un lugar equivocado. Uno no elige a la familia y tampoco elige la época que le tocará vivir.
No es la primera vez que quien escribe estas líneas se siente perdido, siente que forma parte de una generación que no encastra con sus intereses, diversiones, valores. No puedo quejarme de lo que soy parte, ¿o si?
Formo parte de una adolescencia que no comparte nada conmigo, no me integra, no me acepta como miembro. Escuché por ahí que hay que cumplir ciertos requisitos que no cumplo. Disfruto de respetar a las personas, no me causa gracia ingerir litros y litros de sustancias perjudiciales para la salud, valoro las buenas intenciones y demás actitudes y acciones que parecen no ser importantes en mi entorno.
Señor lector, no intento que acepte mis tontos razonamientos sobre lo que algunos se empeñan en llamar los jóvenes perdidos. Tampoco considero eso, no tenemos una juventud perdida pero tampoco tan encontrada. Soy de los que me desencuentro facilmente y que me lleno de alegría cuando a mi lado aparece otro compadre perdido. Por suerte, para evitar mi desánimo en el camino van llegando esos vagos que nos mantenemos al costado del camino y resistimos hasta que se nos abra la puerta de la plena y aburrida adultez.
Es sábado a la noche y voy en la dirección contraria a la de la multitud, al igual que vos.
ResponderEliminarCon respecto a la adolescencia de esta época creo que tenemos que aprender a convivir con ellos y compartir las cosas (pocas o muchas) que tenemos en común con sus formas de vivir la vida.
En el caso de los ideales que no compartimos no tenemos porque reprimirlos, sentirnos mal, ni juntarnos a esperar a la "aburrida adultez".Al contrario tenemos que disfrutar de "nuestra adolescencia" como se nos plazca con las personas que piensan igual que nosotros, sin que nos importe tanto cuan en contra de la multitud vamos (aunque cueste bastante porque son la gran mayoría, pero no la totalidad).
Creo que no molestamos a nadie disfrutando, divirtiendonos a nuetro modo, y en el caso de hacerlo tendran que aceptarnos como nosotros intentamos hacerlo con ellos, porque al fin y al cabo no le hacemos mal a nadie.
Esa es en parte mi opinion.
Besotes
Buen primuu como siempre te digo. me encantan tus notass =D
ResponderEliminarcn esta en especial me siento un poquitiito identificada =/
igual me gusta sser como soy.. y al final me doy cuenta q las personas q me rodean son muy distintas a mi pero me aceptan cm soy ..
jaja cm vos.. q me aguantas en mis locuras en mis depresiones? ajajja..
buen se q no tiene muchoo q ver eso. pero te lo queria agradecer =D
te adoro primuu (L
cuidate
De acuerdo con vos, por mi parte tengo la suerte de q para el lado q yo voy, la gente mas cercana tambien va =)
ResponderEliminarentonces no me siento en contramano, si de la media comun de nuestra edad, pero no dentro de mi grupo :)
abrazo!