16.11.11

T.E.G.


Hace años atrás, mientras el  Sol caía en el patio de alguna casa de la cuadra, me amotinaba en algún living con un puñado de compañeros de andanzas para adueñarnos de la mesa ratona o el piso, desplegar el tablero y pasar varias horas entre leche chocolatada y masitas.

Las horas pasaron, el Sol terminó de desaparecer detrás de alguna pared, la Luna se puso cómoda entre las estrellas y el living lo seguimos ocupando. Aparecieron caras nuevas, caras que veo desde hace muchos años, todas con los ojos fijos en el tablero cubierto de fichitas de colores. Las azules invadiendo a las amarillas, las negras avanzando sobre las rojas y así cambia la composición de los habitantes de cada territorio...

Siguieron pasando los años, las lunas y los soles, el tablero ya despintado quedó en desuso, guardado en un armario repleto de recuerdos. Las chocolatadas de la tarde que luego se habían convertido en frías cervezas ya quedan solo en mi memoria. No hay fichas que mover ni dados que lanzar pero yo sigo en el living pensando la próxima jugada para acercarme de una vez por todas a conquistarte, como esas largas tardes que pasé intentando invadir Kamchatka.

1 comentario:

  1. Jugué una sola vez en mi vida a este juego...por lo demás....excelente texto amigo!los tiempos muertos volvieron a ser productivos;) te quiero!

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